
En la tierra de nadie
En la tierra de nadie, sobre el polvo
que pisan los que van y los que vienen,
he plantado mi tienda sin amparo
y contemplo si van como si vuelven.
Unos dicen que soy de los que van,
aunque estoy descansando del camino.
Otros “saben” que vuelvo, aunque me calle;
y mi ruta más cierta yo no digo.
Intenté demostrar que a donde voy
es a mí, sólo a mí, para tenerme.
Y sonríen al oír, porque ellos todos
son la gente que va, pero que vuelve.
Escuchadme una vez: ya no me importan
los caminos de aquí, que tanto valen.
Porque anduve una vez, ya me he parado
para ahincarme en la tierra que es de nadie.
De “En la tierra de nadie”, 1960.
Dejastes tus poemas
de amor, sobre la tierra siempre aspera
del dolor,donde quemas
la vida con la cera,
hoy en tu tierra, mi tierra, el afuera.
Arcángeles soñados
en las letras escritas de tus versos,
las piedras de empedrados
monasterios, conversos
a la luz de los ojos más diversos.
Fuiste un edén perdido
en aquel tiempo gris de la posguerra,
mujer en el olvido,
que siempre nos entierra
en esa indiferencia que nos hierra.
La primera académica
en ese mundo de hombres, todo un mito,
no siendo nunca rica,
hoy desde el verso grito
Carmen Conde Abellán eres un hito.