Oda a la inmortalidad – William Wordsworth

Aunque el resplandor que
en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas.

Aunque mis ojos ya no
puedan ver ese puro destello
que en mi juventud me deslumbraba.

Aunque nada pueda hacer
volver la hora del esplendor en la hierba,
de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos,
porque la belleza subsiste siempre en el recuerdo.

En aquella primera
simpatía que habiendo
sido una vez,
habrá de ser por siempre;
en los consoladores pensamientos
que brotaron del humano sufrimiento,
y en la fe que mira a través de la muerte.

Gracias al corazón humano
por el cual vivimos;
gracias a sus ternuras, a sus
alegrías y a sus temores, la flor más humilde al florecer
puede inspirarme ideas que, a menudo,
se muestran demasiado profundas
para las lágrimas.

William Wordsworth, 1807.

Los tres Reyes Magos – Rubén Darío.

Los tres Reyes Magos.

-Yo soy Gaspar. Aquí traigo el incienso.
Vengo a decir: La vida es pura y bella.
Existe Dios. El amor es inmenso.
¡Todo lo sé por la divina Estrella!

-Yo soy Melchor. Mi mirra aroma todo.
Existe Dios. Él es la luz del día.
La blanca flor tiene sus pies en lodo.
¡Y en el placer hay la melancolía!

-Soy Baltasar. Traigo el oro. Aseguro
que existe Dios. Él es el grande y fuerte.
Todo lo sé por el lucero puro
que brilla en la diadema de la Muerte.

-Gaspar, Melchor y Baltasar, callaos.
Triunfa el amor y a su fiesta os convida.
¡Cristo resurge, hace la luz del caos
y tiene la corona de la Vida!

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De «Cantos de vida y esperanza» (1905)

Sin rencor – Paul Éluard.

“Y por el poder de una palabra empiezo de nuevo mi vida. He nacido para conocerte, para nombrarte: Libertad.”

Sin rencor

Lágrimas de los ojos, los infortunios de los infortunados,
Infortunios sin interés y lágrimas sin color.
Él no pide nada, no es insensible,
Está triste en prisión y triste si está libre.

Hace un muy triste tiempo, hace una noche negra
Sin lugar para un ciego. Los fuertes
Están sentados, los débiles tienen el poder
Y el rey está de pie y la reina sentada.

Sonrisas y suspiros, injurias que se pudren
En bocas de mudos y ojos de cobardes.
No toquéis nada: ¡esto quema, esto arde!
Vuestras manos están hechas
Para vuestros bolsillos y para vuestras frentes.

Una sombra…
Todo el infortunio del mundo
Y encima mi amor
Como un animal desnudo.

*******

Poema original en francés.

Sans rancunei

Larmes des yeux, les malheurs des malheureux,
Malheurs sans intérêt et larmes sans couleurs,
Il ne demande rien, il n’est pas insensible,
Il est triste en prison et triste s’il est libre.

Il fait un triste temps, il fait une nuit noire
A ne pas mettre un aveugle dehors. Les forts
Sons assis, les faibles tiennent le pouvoir
Et le roi est debout près de la reine assise.

Sourires et soupirs, des injures pourrissent
Dans la bouche des muets et dans les yeux des lâches.
Ne prenez rien : ceci brûle, cela flambe!
Vos mains sont faites pour vos poches et vos fronts.

Une ombre…
Toute l’infortune du monde
Et mon amour dessus
Comme une bête nue.

– Paul Éluard (seudónimo de Eugène Grindel)

De «Morir de no morir», 1924.

Sólo una vez – Anne Sexton.

«Pero trato de tener cuidado y ser amable con ellas. Las palabras y los huevos deben manipularse con cuidado. Una vez rotas hay cosas que es imposible reparar».

Sólo una vez.

Sólo una vez supe para qué servía la vida.
En Boston, de repente, lo entendí;
caminé junto al río Charles,
observé las luces mimetizándose,
todas de neón, luces estroboscópicas, abriendo
sus bocas como cantantes de ópera;
conté las estrellas, mis pequeñas defensoras,
mis cicatrices de margarita, y comprendí que paseaba mi amor
por la orilla verde noche y lloré
vaciando mi corazón hacia los coches del este y lloré
vaciando mi corazón hacia los coches del oeste y llevé
mi verdad sobre un pequeño puente encorvado
y apresuré mi verdad, su encanto, hacia casa
y atesoré estas constantes hasta el amanecer
sólo para descubrir que se habían ido.

*****

Poema original en inglés:

Just once

Just once I knew what life was for.
In Boston, quite suddenly, I understood;
walked there along the Charles River,
watched the lights copying themselves,
all neoned and strobe-hearted, opening
their mouths as wide as opera singers;
counted the stars, my little campaigners,
my scar daisies, and knew that I walked my love
on the night green side of it and cried
my heart to the eastbound cars and cried
my heart to the westbound cars and took
my truth across a small humped bridge
and hurried my truth, the charm of it, home
and hoarded these constants into morning
only to find them gone.

– Anne Sexton

De: “Poemas de amor” – 1969. Traducción de Ben Clark. Ed. Linteo Poesía (2009).

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos – Cesare Pavese.

«Uno no se mata por el amor de una mujer. Uno se mata porque un amor, cualquier amor, nos revela nuestra desnudez, nuestra miseria, nuestro desamparo, la nada.»

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos
-esta muerte que nos acompaña
de la mañana a la noche, insomne,
sorda, como un viejo remordimiento
o un vicio absurdo-. Tus ojos
serán una vana palabra,
un grito acallado, un silencio.

Así los ves cada mañana
cuando sola sobre ti misma te inclinas
en el espejo. Oh querida esperanza,
también ese día sabremos nosotros
que eres la vida y eres la nada.

Para todos tiene la muerte una mirada.

Vendrá la muerte y tendrá tus ojos.
Será como abandonar un vicio,
como contemplar en el espejo
el resurgir de un rostro muerto,
como escuchar unos labios cerrados.

Mudos, descenderemos en el remolino.

(22 marzo 1950)

 

*****

Poema original en italiano:

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi

Verrà la morte e avrà i tuoi occh
questa morte che ci accompagna
dal mattino alla sera, insonne,
sorda, come un vecchio rimorso
o un vizio assurdo. I tuoi occhi
saranno una vana parola,
un grido taciuto, un silenzio.

Cosí li vedi ogni mattina
quando su te sola ti pieghi
nello specchio. O cara speranza,
quel giorno sapremo anche noi
che sei la vita e sei il nulla.

Per tutti la morte ha uno sguardo.

Verrà la morte e avrà i tuoi occhi.
Sarà come smettere un vizio,
come vedere nello specchio
riemergere un viso morto,
come ascoltare un labbro chiuso.

Scenderemo nel gorgo muti.

– Cesare Pavese

De: “Vendrá la muerte y tendrá tus ojos”  (1950). Recogido en “Cesare Pavese – Poesías Completas” (1955). Traducción de Carles José i Solsora.

 

En la tierra de nadie – Carmen Conde.

«¿Reír, cantar, estremecernos libres de desear y ser mucho más que la vida? No. Ya lo sé. Todo es algo que supe y por ello, por ti, permanezco en el mundo.»

En la tierra de nadie

En la tierra de nadie, sobre el polvo
que pisan los que van y los que vienen,
he plantado mi tienda sin amparo
y contemplo si van como si vuelven.
Unos dicen que soy de los que van,
aunque estoy descansando del camino.
Otros “saben” que vuelvo, aunque me calle;
y mi ruta más cierta yo no digo.
Intenté demostrar que a donde voy
es a mí, sólo a mí, para tenerme.
Y sonríen al oír, porque ellos todos
son la gente que va, pero que vuelve.
Escuchadme una vez: ya no me importan
los caminos de aquí, que tanto valen.
Porque anduve una vez, ya me he parado
para ahincarme en la tierra que es de nadie.

De «En la tierra de nadie», 1960.

Muerte – Emily Brontë.

«La gente orgullosa engendra tristes pesares para sí misma.»

Muerte.

¡Muerte! Que golpeó cuando más confiaba,
En mi fe certera para ser otra vez golpeada;
El insensible Tiempo ha marchitado la rama,
Arrancando la dulce raíz de Eternidad.

Las hojas, sobre el espacio de las Horas
Crecen brillantes y lozanas,
Bañadas por las gotas plateadas,
Llenas de sangre verde;
Bajo un refugio tardío se reunieron las aves,
Espantando a las abejas de sus reinos florales.

La Pena ha pasado, arrastrando la flor dorada,
La Culpa se desnuda de su vestido de orgullo,
Pero dentro de esta amabilidad simulada,
La Vida fluyó en un silencioso murmullo.

Poco he llorado por la alegría perdida,
Por la muda canción y los nidos vacíos,
La Esperanza estaba allí, y reí de la Tristeza,
Susurrando: ¡El invierno pronto será vencido!

¡Y Contemplad! Creciendo por diez su bendición,
La Primavera dotó de belleza a la agonizante estación;
El Viento, la Lluvia, y el fervoroso calor nos besaron
Regalando gloria en aquel segundo Mayo.

Alto se elevó: las alas del dolor no podrían barrerlo,
Su brillo distante forzó la fuga del temor;
En su esencia, tenía el poder del Amor,
Alejándome de todo mal, de toda plaga, excepto de ti.

Muerte cruel! Las jóvenes hojas caen y languidecen,
El crepúsculo de aire gentil tal vez resista;
Pero el sol matutino se burla de mi angustia.
El Tiempo, para mí, ya nunca debe florecer.

Derribadlo, para que otras ramas puedan brotar,
Donde los jóvenes árboles solían reposar,
Así, al menos, sus carcomidos cadáveres nutrirán
Aquel seno de donde surgieron: La Eternidad.

 

*****

Poema original en inglés:

Death

Death! that struck when I was most confiding.
In my certain faith of joy to be—
Strike again, Time’s withered branch dividing
From the fresh root of Eternity!
Leaves, upon Time’s branch, were growing brightly,
Full of sap, and full of silver dew;
Birds beneath its shelter gathered nightly;
Daily round its flowers the wild bees flew.
Sorrow passed, and plucked the golden blossom;
Guilt stripped off the foliage in its pride
But, within its parent’s kindly bosom,
Flowed for ever Life’s restoring tide.
Little mourned I for the parted gladness,
For the vacant nest and silent song—
Hope was there, and laughed me out of sadness;
Whispering, “Winter will not linger long!”
And, behold! with tenfold increase blessing,
Spring adorned the beauty-burdened spray;
Wind and rain and fervent heat, caressing,
Lavished glory on that second May!
High it rose—no winged grief could sweep it;
Sin was scared to distance with its shine;
Love, and its own life, had power to keep it
From all wrong—from every blight but thine!
Cruel Death! The young leaves droop and languish;
Evening’s gentle air may still restore—
No! the morning sunshine mocks my anguish-
Time, for me, must never blossom more!
Strike it down, that other boughs may flourish
Where that perished sapling used to be;
Thus, at least, its mouldering corpse will nourish
That from which it sprung—Eternity.

– Emily Brontë

«Death» by Emily Jane Brontë (1818-1848). First Publication: Poems by Currer, Ellis, and Acton Bell London: Aylott and Jones, 8, Paternoster Row, 1846. pp. 128-129

 

Voluntad de vivir manifestándose – Reinaldo Arenas.

«Sí, la valentía es una locura, pero llena de grandeza.»

Voluntad de vivir manifestándose

Ahora me comen.
Ahora siento cómo suben y me tiran de las uñas.
Oigo su roer llegarme hasta los testículos.
Tierra, me echan tierra.
Bailan, bailan sobre este montón de tierra
Y piedra
Que me cubre.
Me aplastan y vituperan
Repitiendo no dé qué aberrante resolución que me atañe.
Me han sepultado.
Han danzado sobre mí.
Han apisonado bien el suelo.
Se han ido, se han ido dejándome bien muerto y enterrado.

Este es mi momento.

(Prisión del Morro, La Habana, 1975)

De «Voluntad de vivir manifestándose», Adriana Hidalgo editora, Buenos Aires, 2001.

Se levantan los muertos – Emilio Prados.

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«Te llamé. Me llamaste. Brotamos como ríos. Nuestros cuerpos quedaron frente a frente, vacíos.»

Se levantan los muertos.

Acusación

Se levantan lo muertos; respetad a la sombra.
Si la Muerte se erige como fiel del combate,
que los paños solemnes del silencio lo cubran,
que suspendan las armas su voz en la tormenta.

Se levantan los muertos; respetad su pisada.
Los árboles sujetan al otoño en sus hojas;
las ciudades ocultan su dolor y ruinas;
se detienen las bestias al borde de sus pulsos.

Los muertos se levantan.

Escuchad a la Muerte, que es su voz la que rige;
su voz severa y dulce sobre el mundo se para.
Escuchad a la Muerte y a su pesado llanto.
Mirad la Tierra; gime la sangre de sus ríos.

Aun si vuestra mirada desconoce la vida;
si la nube no ocurre, ni el cielo en vuestras horas;
si en vuestra piel el barro aun no presiente el bosque,
ni el desierto os inflama desolado en sus tumbas:

Escuchad a la Muerte.

Temed su voz, potencia de acusaciones últimas;
su voz largo sudario de humedad y desprecio:
como el alto bramido de un viento amenazante
avanza hacia vosotros sobre vuestras trincheras.

No ocultad vuestros ojos, que ya ni el sueño habita.
Si aun la conciencia brilla la luz que no depone,
vuestras armas tendidas se doblarán, inútiles:
la verdad no es despojo que se olvide la Muerte.

Avanzan nuestros muertos.

Sus altísimas sombras forman ya multitudes;
como una muda selva de sombra y de gemido
lentos van, como el peso de las piedras que rinden
donde aún viven los cuerpos su abandono en la lluvia.

Inútil barricadas si la voluntad silba,
que una razón potente de entre el escombro emerge;
no hay sitio que se rinda si la Muerte ilumina,
coronando con héroes la acusación que cerca.

Temed a nuestro avance.

La multitud se aprieta detrás de la figura
que de frente hacia el Tiempo nuestro buque sustenta.
La multitud se agrupa; aún le cuelgan astillas
entre el pesado lodo del silencio en que hundieron.

Van junto a los mastines sin dueño de la guerra,
con los tristes harapos de los niños profundos,
los que al combate entraron desnudos todo el pecho,
y ahora los cruza el aire como a viejos castillos.

Aguardad nuestra entrada.

Quedaréis en la historia, por su papel tendidos,
como el labio infecundo de vuestra herida abierta;
no habrá alucinaciones que vuestra fiebre ilustren;
llegaréis a la nada sin voz por vuestro ejemplo.

Las fechas se presienten como inclina la fruta
la rama que halló el viento en flor bajo su carne.
Mirad; ya nuestra Muerte tan sólo tiene un ala:
una sola bandera dirige su cortejo.

Se levantan los muertos.
Detrás la vida sigue.
¡Preparad la batalla!

Madrid, diciembre de 1936.

La cripta de mis amores – Horacio Quiroga.

horacioquiroga
«Escribo siempre que puedo, con náuseas al comenzar y satisfacción al concluir».

La cripta de mis amores

hoja 1
Tengo en el fondo de mi cerebro / bajo la cripta de mis amores / una capilla donde celebro / la corta misa de mis dolores / ¡pobre capilla de mis amores!

Lloro en silencio; con ese llanto / en que tus lágrimas están conmigo / como mis penas en ese encanto / vuelvo al pasado en ese llanto / Toda esa dicha que fue contigo!

Y todo muerto, todo pasado / como aquel cielo de amor clemente / como ese cielo que se ha velado / y sólo vive de ese pasado / la luz de dicha que hubo en tu frente!

hoja  2
En las más dulces tardes de otoño / surgen las rosas de tu sonrisa / y las violetas de tu alto moño / como esa dulce tarde de otoño /
mi alma contigo se diviniza.

Graves, morían en tus pupilas nuestras fatigas.
En la callada sombra morían las tardes lilas y a la caricia de tus pupilas mi amor de nuevo se desvelaba.

Y cuando en torno de ese miraje que de ti tiene su último encanto emprendo el diario y oscuro viaje y mi alma vuelve de ese miraje, pura de haberte querido tanto.

hoja 3
Dejo en la cripta de mis amores triste santuario que será tu olvido todo el recuerdo de lo que ha sido la corta historia de mis dolores ¡pobre capilla de mis amores!

Fragmento de un manuscrito de Horacio Quiroga hallado en un sótano porteño en setiembre de 2009.